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Cada sacerdote debe tomar el dinero de manos de su propio tesorero,[a] y usarlo para restaurar el templo y reparar todo lo que esté dañado».

En el año veintitrés del reinado de Joás sucedió que, como los sacerdotes no habían hecho reparaciones al templo, el rey llamó al sacerdote Joyadá y a los otros sacerdotes, y les recriminó: «¿Por qué no habéis comenzado la restauración del templo? De aquí en adelante, ya no recibiréis dinero de manos de los tesoreros, y deberéis entregar lo que tengáis para que se repare el templo».

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Footnotes

  1. 12:5 tesorero. Palabra de difícil traducción; también en v. 7.